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martes, 19 de mayo de 2020

EL ESCUDO GUAYANÉS COLOMBIANO ESTÁ EN PELIGRO Y SU SALVACIÓN ES LA REFORMA RURAL INTEGRAL.







Raudal del Guayabero entre las las Serranias de la Macarena y la Lindosa
ecosistemas del Escudo Guayanes. Fotografía tomada por Jairo Angarita

Durante las últimas dos semanas del mes de febrero,   los colombianos observamos en las noticias los grandes incendios que amenazaron los ecosistemas de la Serranía de la Macarena en el Meta  y nos preocupábamos mucho por el daño que causaría específicamente a Caño Cristales el principal atractivo turístico de la región. Después de 15 días de conflagraciones se perdieron 80 hectáreas de bosques y ecosistemas endémicos, que según los expertos podría  tardar entre 15 a 20 años su recuperación.

Si analizamos a fondo esta situación, hoy gran parte de los ecosistemas y paraísos perdidos de nuestra geografía al sur del país están en riesgo. Pocos saben que la Serranía de la Macarena, La Serranía de la Lindosa, El Parque Nacional Natural (PNN) Serranía del Chiribiquete, el PNN Yaigoje Apaporis, los territorios del departamento del Guainía y el Vichada juntos conforman el accidente geográfico y geológico  más antiguo del planeta tierra, “El legendario Escudo Guayanés”, territorio que compartimos con los países vecinos de Venezuela, Brasil, las Guayanas y Surinam.

El investigador David Hammond en su libro Tropical Rainforests of the Guianan Shield afirma que el Escudo Guayanés  en sus 2.5 millones de hectáreas conserva la mayor masa forestal inalterada del mundo, posicionándola como una de las regiones más biodiversas del planeta después de la Amazonía. Así mismo si el pulmón izquierdo del mundo es la Selva Amazónica  el derecho es este gran escudo que nace en el sur del país y experimenta su esplendor geográfico en la  gran sabana ubicada en territorio venezolano.
La posición del gobierno nacional frente a los incendios de la Macarena según las declaraciones del ministro de defensa Carlos Holmes Trujillo es la de afirmar que los autores de estas conflagraciones son la disidencias de la FARC, que buscan en estos territorios generar deforestación para usar las  tierras en el  cultivo de coca.  

Sin embargo también conocimos la versión de la periodista María Jimena Duzan quien afirmaba que la causa de los incendios y la deforestación se debe ver de dos maneras, la primera  es la extensión irresponsable de la frontera agrícola por parte de los campesinos que creyeron en el proceso de paz y que al no encontrar un apoyo del Estado en la implementación del acuerdo, tuvieron que forzosamente tumbar el bosque y las zonas protegidas para transformarlos en  territorios que puedan servir para la agricultura única forma de subsistencia para los pobladores de la región; este fenómeno se da en pequeñas proporciones  y la segunda que es la más grave es el surgimiento de una nueva clase terrateniente en el sector que quiere apropiarse de grandes extensiones de tierra en las regiones del Meta, el Guaviare (específicamente las zonas aledañas a las serranías de la Macarena y la Lindosa) talando bosques inmensos en los ecosistemas del Escudo Guayanés y convirtiéndolos en latifundios dedicados a la ganadería extensiva y plantaciones de palma africana. 



Fotografia de la Serrania de la Lindosa cerro azul tomada por Jairo Angarita Navarrete 


Al retirarse las FARC de estas zonas que fueron dominadas por ellos durante casi 50 años como consecuencia de los acuerdos de paz, causó que estos territorios se convirtieran en tierras sin dominio, pues el Estado en la implementación del acuerdo de paz  nunca llegó haciendo presencia con sus instituciones, lo que avivó el interés de bandos medios de la extinta guerrilla hoy conocidos como  disidencias  en dominar estas  tierras ricas en recursos y generar hoy la deforestación que amenaza estos valiosos ecosistemas.
Frente a esta gran problemática la única forma de proteger y garantizar la subsistencia de los ecosistemas que integran el Escudo Guayanés es cumpliendo e implementando el primer punto de la agenda de paz titulado la Reforma Rural Integral.  En este punto esencial para la resolución del conflicto armado en Colombia se planteaban la creación de catastro rural multipropósito que garantizara la seguridad jurídica de los propietarios de la tierra y al mismo tiempo permitiría el diseño de una política de ordenamiento territorial que ayude a identificar los tipos de tierra y los usos que esta pueden tener, evitando así la ampliación de la frontera agrícola de manera irresponsable invadiendo territorios que son protegidos como lo son los Parques Nacionales.      
Si el Estado colombiano conociera y tuviera certeza sobre la estructura de las propiedades rurales, no solo podría proteger los derechos de los dueños legítimos sino que podría tener un control sobre los usos de suelo, garantizando la protección de reservas y ecosistemas endémicos vitales para el futuro de la nación y del mismo planta. Si se cumple el primer punto del acuerdo de paz, junto con el mencionado catastro se crearía un fondo de tierras de casi 3 millones de hectáreas, que estarían acompañadas de subsidios para que los campesinos y exguerrilleros que se acogieron al acuerdo puedan acceder a las tierras y el desarrollo agrícola de las mismas.
Vale la pena mencionar que también se busca que el campesino al desarrollar el proceso agrícola en sus territorios se asocie con sus pares  fortaleciendo  los procesos democráticos de luchas colectivas que engloban las zonas de reserva campesina lo que le permitiría convertirse en un actor político determinante para proponer y participar como ciudadano en la elaboración de la política pública de ordenamiento territorial local.
De cumplir lo anteriormente mencionado se cerraría la frontera agrícola, impidiendo que la deforestación entre a los Parques Nacionales Naturales, protegiendo la fauna y la flora, pero al mismo tiempo garantizando el derecho de aislamiento voluntario que muchas comunidades indígenas que viven en estos territorios han optado para proteger sus costumbres y ser como lo han sido hasta hoy  los guardianes milenarios de la selva, los tepúes y las sabanas.
El gobierno colombiano debe hoy tomar una decisión inmediata y es la implementación de la reforma rural integral. Colombia clama que el Estado por fin cumpla su función y es la de brindarle bienestar a todos los ciudadanos llevando las instituciones  a las regiones en donde nunca ha estado presente, protegiendo nuestro territorio de cualquier amenaza y garantizando que las grandes serranías,  los ríos, las selvas y los tepuyes que componen nuestro Escudo Guayanés perduren y garanticen el equilibrio de la naturaleza. Pues como lo ha dicho Martin Von Hildebrand el gran etnólogo y antropólogo norteamericano experto en la Amazonía Colombiana en el documental el sendero de la anaconda  “hoy con el cambio climático en unos 25 o 30 años no tendremos nevados en los andes y el agua que viene es la que nace de estos ecosistemas, dependemos de esa agua” El agua que este gran coloso de rocas milenarias drena al Amazonas, al Atlántico y las altillanuras del Orinoco.

© Jairo Andrés Angarita Navarrete, Febrero 2020
Licenciado En Educación Básica Con Énfasis en Ciencias Sociales
Universidad Distrital Francisco José De Caldas.




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