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martes, 5 de octubre de 2021

EL BICENTENARIO DE LA CONSTITUCIÓN DE CÚCUTA, UNA NARRATIVA DE UN PROYECTO INCONCLUSO DE NACIÓN.

    Tríptico el Congreso de Cúcuta  
     de Santiago Martinez Delgado 



El 30 de agosto de 1821 en la provincia de Villa del Rosario,  Don Antonio Nariño a petición del Libertador, instala el primer  congreso de nuestra historia republicana, que tiene como objetivo unificar los territorios de la Nueva Granada  y Venezuela en una sola Nación.  La Gran Colombia[1] nace así un 6 de octubre del mismo año  bajo la constitución de Cúcuta, iniciando una ardua tarea, la de crear una figura jurídica que responda a las necesidades del pueblo colombiano  El reto lo asumiría el general Francisco de Paula  Santander quien en un primer momento había sido nombrado vicepresidente, pero teniendo en cuenta que Bolívar debe seguir asumiendo su lucha por liberar el resto de territorios, este renuncia a la presidencia y Santander debe tomar el poder del ejecutivo.


Mientras Bolívar liberaba con sus luchas a Ecuador, Perú  y Bolivia, Santander estructuro en pocos años un Estado, tomando importantes decisiones que como lo dice David Bushnell en su libro Santander y el régimen de la Gran Colombia,  fueron la base para que la Primera República intentara funcionar , dominando el territorio y respondiendo a las necesidades de los ciudadanos. Sin embargo la figura jurídica de un  Estado existía pero la idea o el proyecto de Nación era ausente. A pesar de que tanto Santander, Nariño y Bolívar hicieron mucho esfuerzos por consolidar esta idea en la población, no lo lograron y hoy en plena celebración del bicentenario de la constitución de Cúcuta  la idea es aun ausente. En este contexto vale la pena preguntarnos ¿Por qué no pudimos consolidar el proyecto de Nación? y ¿Qué elementos  se necesitan para consolidar un proyecto unificador?


En nuestra historia hay varios elementos que podemos contemplar como necesarios para consolidar esta idea, pero a su vez o fueron inconclusos o no resultaron siendo los adecuados. El primer elemento que es base y que debemos contemplar es el de un  territorio común y unificado, un espacio que englobe y aglutine a los pobladores y que delimite lo que  es Colombia.  Sin embargo nuestro país  a lo largo de su proceso histórico, se ha caracterizado por su diversidad regional y desde que se disolvió la Gran Colombia, las elites regionales se encargaron de generar fronteras políticas,  creando un federalismo constante durante todo el siglo XIX que tuvo su máxima expresión en los Nueve Estados soberanos[2] . A pesar de que la Regeneración[3] intento centralizar al país política y jurídicamente, los regionalismos fueron constantes en todo el siglo XX,  Jaime Jaramillo Uribe no se equivocaba cuando afirmaba que Colombia era un rompecabezas de regiones, que han dividido política y culturalmente nuestro país y aun lo  siguen haciendo.

El segundo elemento que podemos contemplar puede ser un lenguaje común, en nuestro país  fue el Castellano y es un legado de la regeneración, propiamente su sello esta en los prohombres de este proyecto de finales del siglo XIX  Miguel Antonio Caro y Rufino José Cuervo , ellos con su obra cumbre Diccionario de construcción y régimen del castellano, dieron  la pauta para que este se convirtiera en el idioma hegemónico y obligatorio de todos los colombianos, pensaron que en la formación de los ciudadanos en la lengua,  podrían encontrar el camino para unificar a los pobladores de nuestro país. Sin embargo, Colombia tiene una historia  marcada por el mestizaje y la gran variedad de pueblos indígenas aún existentes, por tal razón  no se puede pretender que todos los colombianos lo reconozcan como el principal factor unificación, pues en nuestro territorio  existen  más de 65 lenguas indígenas que aún son usadas y hay tribus en las que se habla únicamente su lengua  originaria y no el castellano.


Un tercer elemento en el análisis puede ser la religión como elemento ideológico de unificación, en nuestro caso el catolicismo impuesto, heredado de  la colonia y legitimado en la Republica, fue el credo oficial por casi todo este periodo histórico, solo hasta 1991 con la constitución se habló de un país laico y con libertad de  cultos. Por casi dos siglos de Republica esta religión  declarada oficial  también en la regeneración con el concordato del año 1887,  domino la política y la cultura de los ciudadanos colombianos, pero no fue un elemento crucial como unificador, sino como figura ideológica de dominación política del partido conservador.

El cuarto elemento es el  tener un ejército nacional, que este siempre defendiendo los intereses del pueblo colombiano frente a una amenaza exterior. Este nació con la independencia cumpliendo su objetivo, defendiendo nuestra libertad y soberanía frente a una España invasora. Sin embargo a lo largo de nuestra historia,  el ejército cambio su  estrategia, ya no defiende nuestras fronteras, por el contrario está en el interior del territorio asumiendo un papel que propiamente le corresponde a la policía nacional, prestándose a los intereses de la elite política y vulnerando en algunos casos a la población más vulnerable de nuestra sociedad que es víctima de un conflicto interminable.  Una de las grandes consecuencias de esta estrategia, es la perdida en casi 200 años de historia del 54 %  territorio nacional[4] que teníamos desde cuando nuestro país fue creado  en 1821 bajo la figura del utis possidetis juris[5] en la constitución de Cúcuta.

Ya para finalizar este esquemático análisis el último elemento y tal vez el fundamental a la hora de formar una idea de Nación en los ciudadanos colombianos es la educación. A lo largo de toda nuestra historia, la educación fue pensada como el mecanismo más apropiado para formar a la ciudadanía en la participación del Estado, la democracia y a su vez constituir el  ideal de Nación.  En la Gran Colombia esta idea se vio plasmado en el plan de estudios de Santander de 1824 en donde por medio de la instrucción pública la gente se formaría para la ciudadanía y participaría del proyecto de Nación colombiana. Más adelante y durante casi todo el siglo XIX las tensiones entre las ideas  utilitaristas de Betham, el sensualismo de  Destutt de Tracy , el  liberalismo ,el  conservatismo e la iglesia y el Estado, serían los detonantes para que la educación no cumpliera su objetivo de formar adecuadamente a la ciudadanía colombiana.

Solo hasta 1870 con la política instruccionista de los liberales radicales, se da una apuesta  por formar a una ciudadanía laica en todo el territorio colombiano, donde la educación fuera para todos y no solo para las pocas familias de elite que podían acceder a la esta.  Sin embargo para el año de 1886, la constitución de este año y más tarde el concordato[6] con la santa sede en 1887,  le entrega la educación total a la iglesia haciendo que este elemento fundamental en la formación  de la ciudadanía quede bajo las manos del clero y el partido conservador y que por casi más de 100 años, se formara más de manera confesional que en favor del proyecto de Nación Colombiana.

Solo hasta 1991 con la nueva constitución,  el país opta por educar  ciudadanos laicos y los profesores retomaron su tarea.   Pero  y como lo menciono  Jaime Jaramillo Uribe en su ensayo sobre Estados y Regiones en el siglo XIX, el proyecto de Nación sigue siendo en la mente de los colombianos eso,  un proyecto inconcluso.  Hoy es fundamental  repensar  esta idea,  no para formar ciudadanos que respondan a los intereses de un proyecto de una elite que no los reconoce y no los tiene en cuenta, sino para avivar el surgimiento de nuevas subjetividades políticas desde los movimientos sociales, desde los colectivos, desde las comunidades indígenas , las minorías organizadas  que tejen auténticos procesos de democracia participativa e inclusiva.

 

En las organizaciones anteriormente mencionadas están los pilares de la lucha que puede consolidar el fin de un sueño integrador, que responda a las necesidades de nuestra época, tejiendo puentes de unidad,  en donde los sujetos políticos de nuestro país luchen por la implementación de la constitución de 1991, de los acuerdos de paz y por el bienestar de las comunidades. De no hacerlo, en  oídos de los colombianos  seguirá retumbando la frase que  Don Antonio Nariño le escribió al Libertador antes de Instalar el congreso de Cúcuta en 1821 “De qué sirven los triunfos si no los corona la paz”.


 

© Jairo Andres Angarita Navarrete, 2021
Licenciado En Educación Básica Con Énfasis en Ciencias Sociales 

Estudiante Maestría en Educación
Universidad Distrital Francisco Jose De Caldas. 


[1] El término “Gran” es acuñado por los historiadores, para diferenciarla de la actual colombiana.

[2] Fue la división política acordada en la Convención y constitución de rio negro en 1863. Los Estados Unidos de Colombia estaba conformado por nueve estados denominados soberanos (Antioquia, Bolívar, Boyacá, El gran Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima).

 

[3] Fue un movimiento político de finales del siglo XIX en Colombia liderado por Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro. Su objetivo principal era cambiar la forma de entender el país políticamente, dejar a un lado el federalismo adoptado en la convención de rio negro en 1863 y optar por un centralismo en lo político, lo económico y lo ideológico.

[4] Para más información visitar este link , articulo del Profesor Hermes Tovar sobre la pérdida del territorio colombiano a lo largo de su historia y publicado en el periódico el espectador http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/el-pais-sin-su-mitad-articulo-388951

[5] Bolivar al finalizar la campaña libertadora  fue el primero en proponer durante el siglo XIX que los países hispanoamericanos emancipados conservasen las antiguas fronteras de las colonias del imperio español en América. Es decir, que los nuevos estados surgidos tendrían como fronteras las que le corresponderían de las colonias españolas en el año 1810, provisionalmente hasta la existencia de un tratado, alegando el año 1810  como el último de la monarquía española para la posesión legítima de sus dominios americanos. Así, al pasar a la vida independiente, se fijaron para los nuevos países unas fronteras en base a los antiguos territorios coloniales que en 1810 formaban parte integrante de un virreinato, capitanía general o audiencia. Este principio ha sido alegado por diversos países hispanoamericanos.

 

[6] El concordato del año 1887 fue un acuerdo político entre el Estado Colombiano y la Santa Sede en donde el primero le entregaba algunos beneficios a la iglesia como institución en nuestro país. Entre los acuerdos del documento encontramos ; que la santa sede le prestaría apoyo en la formación a las instituciones educativas, es decir el estado le entrega a la iglesia el poder para dictaminar los parámetros de enseñanza en todo el territorio colombiano , Los sacerdotes y obispos se reservaron el derecho de revisar y autorizar los textos de enseñanza y los maestros de las instituciones públicas , podían ser vigilados por los sacerdotes , teniendo la posibilidad de censurar cualquier actividad que se considerara perjudicial para la moral y los niño. 

 

martes, 19 de mayo de 2020

EL ESCUDO GUAYANÉS COLOMBIANO ESTÁ EN PELIGRO Y SU SALVACIÓN ES LA REFORMA RURAL INTEGRAL.







Raudal del Guayabero entre las las Serranias de la Macarena y la Lindosa
ecosistemas del Escudo Guayanes. Fotografía tomada por Jairo Angarita

Durante las últimas dos semanas del mes de febrero,   los colombianos observamos en las noticias los grandes incendios que amenazaron los ecosistemas de la Serranía de la Macarena en el Meta  y nos preocupábamos mucho por el daño que causaría específicamente a Caño Cristales el principal atractivo turístico de la región. Después de 15 días de conflagraciones se perdieron 80 hectáreas de bosques y ecosistemas endémicos, que según los expertos podría  tardar entre 15 a 20 años su recuperación.

Si analizamos a fondo esta situación, hoy gran parte de los ecosistemas y paraísos perdidos de nuestra geografía al sur del país están en riesgo. Pocos saben que la Serranía de la Macarena, La Serranía de la Lindosa, El Parque Nacional Natural (PNN) Serranía del Chiribiquete, el PNN Yaigoje Apaporis, los territorios del departamento del Guainía y el Vichada juntos conforman el accidente geográfico y geológico  más antiguo del planeta tierra, “El legendario Escudo Guayanés”, territorio que compartimos con los países vecinos de Venezuela, Brasil, las Guayanas y Surinam.

El investigador David Hammond en su libro Tropical Rainforests of the Guianan Shield afirma que el Escudo Guayanés  en sus 2.5 millones de hectáreas conserva la mayor masa forestal inalterada del mundo, posicionándola como una de las regiones más biodiversas del planeta después de la Amazonía. Así mismo si el pulmón izquierdo del mundo es la Selva Amazónica  el derecho es este gran escudo que nace en el sur del país y experimenta su esplendor geográfico en la  gran sabana ubicada en territorio venezolano.
La posición del gobierno nacional frente a los incendios de la Macarena según las declaraciones del ministro de defensa Carlos Holmes Trujillo es la de afirmar que los autores de estas conflagraciones son la disidencias de la FARC, que buscan en estos territorios generar deforestación para usar las  tierras en el  cultivo de coca.  

Sin embargo también conocimos la versión de la periodista María Jimena Duzan quien afirmaba que la causa de los incendios y la deforestación se debe ver de dos maneras, la primera  es la extensión irresponsable de la frontera agrícola por parte de los campesinos que creyeron en el proceso de paz y que al no encontrar un apoyo del Estado en la implementación del acuerdo, tuvieron que forzosamente tumbar el bosque y las zonas protegidas para transformarlos en  territorios que puedan servir para la agricultura única forma de subsistencia para los pobladores de la región; este fenómeno se da en pequeñas proporciones  y la segunda que es la más grave es el surgimiento de una nueva clase terrateniente en el sector que quiere apropiarse de grandes extensiones de tierra en las regiones del Meta, el Guaviare (específicamente las zonas aledañas a las serranías de la Macarena y la Lindosa) talando bosques inmensos en los ecosistemas del Escudo Guayanés y convirtiéndolos en latifundios dedicados a la ganadería extensiva y plantaciones de palma africana. 



Fotografia de la Serrania de la Lindosa cerro azul tomada por Jairo Angarita Navarrete 


Al retirarse las FARC de estas zonas que fueron dominadas por ellos durante casi 50 años como consecuencia de los acuerdos de paz, causó que estos territorios se convirtieran en tierras sin dominio, pues el Estado en la implementación del acuerdo de paz  nunca llegó haciendo presencia con sus instituciones, lo que avivó el interés de bandos medios de la extinta guerrilla hoy conocidos como  disidencias  en dominar estas  tierras ricas en recursos y generar hoy la deforestación que amenaza estos valiosos ecosistemas.
Frente a esta gran problemática la única forma de proteger y garantizar la subsistencia de los ecosistemas que integran el Escudo Guayanés es cumpliendo e implementando el primer punto de la agenda de paz titulado la Reforma Rural Integral.  En este punto esencial para la resolución del conflicto armado en Colombia se planteaban la creación de catastro rural multipropósito que garantizara la seguridad jurídica de los propietarios de la tierra y al mismo tiempo permitiría el diseño de una política de ordenamiento territorial que ayude a identificar los tipos de tierra y los usos que esta pueden tener, evitando así la ampliación de la frontera agrícola de manera irresponsable invadiendo territorios que son protegidos como lo son los Parques Nacionales.      
Si el Estado colombiano conociera y tuviera certeza sobre la estructura de las propiedades rurales, no solo podría proteger los derechos de los dueños legítimos sino que podría tener un control sobre los usos de suelo, garantizando la protección de reservas y ecosistemas endémicos vitales para el futuro de la nación y del mismo planta. Si se cumple el primer punto del acuerdo de paz, junto con el mencionado catastro se crearía un fondo de tierras de casi 3 millones de hectáreas, que estarían acompañadas de subsidios para que los campesinos y exguerrilleros que se acogieron al acuerdo puedan acceder a las tierras y el desarrollo agrícola de las mismas.
Vale la pena mencionar que también se busca que el campesino al desarrollar el proceso agrícola en sus territorios se asocie con sus pares  fortaleciendo  los procesos democráticos de luchas colectivas que engloban las zonas de reserva campesina lo que le permitiría convertirse en un actor político determinante para proponer y participar como ciudadano en la elaboración de la política pública de ordenamiento territorial local.
De cumplir lo anteriormente mencionado se cerraría la frontera agrícola, impidiendo que la deforestación entre a los Parques Nacionales Naturales, protegiendo la fauna y la flora, pero al mismo tiempo garantizando el derecho de aislamiento voluntario que muchas comunidades indígenas que viven en estos territorios han optado para proteger sus costumbres y ser como lo han sido hasta hoy  los guardianes milenarios de la selva, los tepúes y las sabanas.
El gobierno colombiano debe hoy tomar una decisión inmediata y es la implementación de la reforma rural integral. Colombia clama que el Estado por fin cumpla su función y es la de brindarle bienestar a todos los ciudadanos llevando las instituciones  a las regiones en donde nunca ha estado presente, protegiendo nuestro territorio de cualquier amenaza y garantizando que las grandes serranías,  los ríos, las selvas y los tepuyes que componen nuestro Escudo Guayanés perduren y garanticen el equilibrio de la naturaleza. Pues como lo ha dicho Martin Von Hildebrand el gran etnólogo y antropólogo norteamericano experto en la Amazonía Colombiana en el documental el sendero de la anaconda  “hoy con el cambio climático en unos 25 o 30 años no tendremos nevados en los andes y el agua que viene es la que nace de estos ecosistemas, dependemos de esa agua” El agua que este gran coloso de rocas milenarias drena al Amazonas, al Atlántico y las altillanuras del Orinoco.

© Jairo Andrés Angarita Navarrete, Febrero 2020
Licenciado En Educación Básica Con Énfasis en Ciencias Sociales
Universidad Distrital Francisco José De Caldas.




lunes, 21 de marzo de 2016

HISTORIA DEL LITIGIO FRONTERIZO ENTRE COLOMBIA Y NICARAGUA.

Hoy cuando nuestro país está en vilo por el fallo del Tribunal de la Haya en lo referente a nuestras fronteras marítimas con Nicaragua, es necesario que los colombianos miremos al pasado para encontrar respuestas sobre cómo podemos defender nuestro territorio y comprender por qué tal vez Colombia, está perdiendo una vez más un territorio por culpa de su desconocimiento histórico.
En nuestro análisis sobre este problema fronterizo, es necesario remontarnos a un documento base en este dilema, la Real Cédula de 1803. En este documento firmado el 20 de noviembre de 1803 el Rey de España resuelve incorporar al entonces Virreinato de la Nueva Granada las Islas de San Andrés y providencia ,parte de la costa de mosquitos, desde el Cabo de gracias a Dios, inclusive hacia el Rio Chagres, quedando segregadas de la Capitanía General de Guatemala.

Carta esférica del mar de las Antillas y de las costas de tierra firme 1808-1810.[1]
Fuente: Vicepresidencia de la República.

Durante el fin de la colonia la Real Cédula fue vigente y respetada como documento que establecía los límites marítimos entre el Virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía General de Guatemala.
Ocho años más tarde ya cuando se había realizado la campaña libertadora en la Nueva Granada, en la cual  este territorio se había liberado del imperio español,  Simón bolívar fundaba la Gran Colombia[2]  y en el congreso de Cúcuta de 1821 el Libertador fue pionero al proponer el uti possidetis iuris  como figura jurídica, que determinaba las fronteras de los nuevos Estados Nacionales en la América.  El uti possidetis iuris[3]  proponía que los nuevos Países, conservaran los territorios y fronteras que la corona española había trazado antes del año de 1810, es decir la naciente Gran Colombia se fundaría bajo los dominios del Virreinato de la Nueva Granada.
La anterior medida quedo plasmada en la primera constitución que tuvo nuestro país y que fue firmada el treinta de agosto de 1821. En esta específicamente en su Título dos y artículo seis, que hace referencia al territorio y su gobierno dice textualmente:

Artículo 6.- El territorio de Colombia es el mismo que comprendía el antiguo Virreinato de Nueva Granada y de la Capitanía General de Venezuela”.

Desde la implementación de esta figura jurídica en nuestra Carta Magna, La Gran Colombia iniciaba su vida de relaciones exteriores con las demás nacientes Repúblicas, en este caso específico con  las Provincias Unidas de Centro América, de la cual la actual Nicaragua hacia parte.  En 1825 los representantes de ambos Estados  se reúnen para ratificar la figura del uti possidetis iuris en un tratado conocido como UNIÓN DE LIGA Y CONFEDERACIÓN firmado el 25 de marzo de 1825 (TRATADO GUAL-MOLINA). Dicho tratado en sus artículos 7 , 8 y 9  respeta los límites territoriales definidos en la constitución de 1821 y dicen textualmente:
Art. 7. La República de Colombia y las Provincias Unidas del Centro de América se obligan y comprometen formalmente a respetar sus límites como están al presente, reservándose el hacer amistosamente, por medio de una convención especial, la demarcación de la línea divisoria de uno y otro Estado, tan pronto como lo permitan las circunstancias, o luego que una de las Partes manifieste a la otra estar dispuesta a entrar en esta negociación.
Art. 8. Para facilitar el progreso y terminación feliz de la negociación de límites, de que se ha hablado en el artículo anterior, cada una de las Partes Contratantes estará en libertad de nombrar comisionados, que recorran todos los puntos y lugares de las fronteras, y levanten en ellas cartas, según lo crean conveniente y necesario para establecer la línea divisoria, sin que las autoridades locales puedan causarles la menor molestia, sino antes bien prestarles toda protección y auxilio para el mejor desempeño de su encargo, con tal que previamente les manifiesten el pasaporte del Gobierno respectivo autorizándoles al efecto.

Art. 9. Ambas Partes Contratantes, deseando entretanto proveer de remedio a los males que podrán ocasionar a una y otra de las colonizaciones de aventureros desautorizados, en aquella parte de las costas de Mosquitos comprendidas desde el Cabo de Gracias a Dios, inclusive, hasta el río Chagres, se comprometen y obligan a emplear sus fuerzas marítimas y terrestres contra cualquier individuo o individuos que intenten formar establecimientos en las expresadas costas, sin haber obtenido antes permiso del Gobierno a quien corresponden el dominio y propiedad”.


Lo anterior demuestra que desde 1825 con el Tratado Gual- Molina, Las provincias Unidas de Centro América que más adelante se llamaran  República Federal de Centro América, reconocen el derecho y posesión de Las Islas de San Andrés  y Providencia,  las costas de Mosquitos comprendidas desde el Cabo de Gracias a Dios, inclusive, hasta el Río Chagres.




En este mapa de la gran Colombia de 1824 podemos observar que las islas mencionadas y la costa de mosquitos pertenecían a la República de la Gran Colombia.
Fuente: Mapa de  Jorge Saldarriaga

Nicaragua y sus diplomáticos al día de hoy tratan de negar el uti possidetis iuris y la reafirmación de este mediante el Tratado Gual- Molina.

Años más tarde para 1841 la federación centroamericana se disuelve y Nicaragua como naciente Estado Centroamericano, irrespetara los acuerdos, figuras jurídicas y tratados durante 75 años. Otorgo permisos para construir un canal a Países Bajos  en territorio costero que pertenecía a la entonces Nueva granada (1839) y por medio del tratado Wyse-Zeladon  firmado en 1860 con Inglaterra intenta propiciar la independencia de la costa de mosquitos territorio también de la entonces Confederación Granadina.  Sin embargo la Corte de Justicia Internacional ha reconocido la vigencia de este, como bien lo señala el trabajo del Doctor Arturo Gálvez Valega  quien en su trabajo EL UTI POSSIDETIS JURIS Y LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA hace referencia al caso colombiano:

Basta recordar el laudo del presidente de Francia, Emile Loupet, del 11 de septiembre de 1900, que no solamente en el fallo propiamente describe el territorio que le pertenece a Estados Unidos de Colombia sino que hay que detenerse a analizar cómo llega él a dicha conclusión cuando expresa: «Habiendo procedido a hacer un estudio minucioso y profundo de dichas piezas aducidas por las partes y especialmente: de las Reales Cédulas del 27 de julio de 1513, del 6 de septiembre de 1521; de la provisión real de 21 de abril de 1529; de las Reales Cédulas de 2 de marzo de 1537; de 11 de enero y 9 de mayo de 1541; de 21 de enero de 1557; de 23 de febrero y 18 de julio de 1560; de 4 y 9 de agosto de 1561; de 8 de septiembre de 1563; de 28 de junio de 1568; de 17 de julio de 1572; de la capitulación del Pardo, de diciembre de 1573; de la Recopilación de las Leyes de Indias de 1680, particularmente de las Leyes IV, VI y IX de esta Recopilación; de las Reales Cédulas de 21 de julio y 13 de noviembre de 1722; de 20 de agosto de 1739; de 24 de mayo de 1740; de 31 de octubre de 1742, de 30 de noviembre de 1756; de las diferentes instrucciones emanadas del soberano español y dirigidas, así a las autoridades superiores del Virreinato de Santafé como a las de la Capitanía General de Guatemala en el curso del siglo XVIII y en los años subsiguientes; de las Reales Ordenes de 1803 y 1805; de las estipulaciones del Tratado concluido en 1825 entre las dos repúblicas independientes, etc.(…) De esta forma contundente el laudo no deja la menor duda de la vigencia de los títulos heredados de la corona española, y reafirma que los límites de los estados en América Latina resultaban de una expresión del derecho y no de un dictamen de la fuerza”[4].

El próximo incidente diplomático con el país vecino ocurre ya en el siglo XX , para el  24 de marzo de 1928 se firma en Managua un nuevo Tratado acordando límites entre la República de Nicaragua con la República de Colombia, este es el TRATADO ESGUERRA- BARCENAS.  Este tratado fue nefasto para Colombia, pues por una inexperta diplomacia y débil gobierno,  que no es muy diferente a la del día de hoy, firmamos un tratado en el cual sin explicación racional y legal entregamos la soberanía de la Costa de Mosquitos que nos pertenecía desde 1803, a cambio que el país centroamericano reconociera la soberanía de Colombia sobre las Islas de San Andrés , providencia y demás islotes:

Artículo 1: La República de Colombia reconoce la soberanía y pleno dominio de la República de Nicaragua sobre la costa de mosquitos comprendida entre el cabo de Gracias a Dios y el río san Juan, y sobre las islas mangle grande y mangle chico, en el océano atlántico (Great corn island, little corn island); y la Republica de Nicaragua reconoce la soberanía y pleno dominio de la República de Colombia sobre las islas de San Andrés, Providencia, santa catalina y todas las demás islas, islotes y cayos que hacen parte de dicho archipiélago de San Andrés.
No se consideran incluidos en este tratado los cayos Roncador, Quitasueño y Serrana; el dominio de los cuales está en litigio entre Colombia y los Estados Unidos de América[5].


En el artículo dos del Tratado Esguerra Barcenas se dice que este tratado será ratificado por el Congreso de la República de ambos Estados y así mismo se llevara a cabo.

Hacia 1969 Nicaragua una vez más entre en controversia por los límites marítimos, pues este país inicia la explotación de petróleo en aguas al oriente del famoso meridiano 82. Frente a esto el gobierno de Carlos lleras Restrepo pretende defender la idea de que el mencionado meridiano, sea la frontera marítima colombiana. La mayoría de gobiernos han defendido esa idea sin embargo es válido aclarar que en el Tratado Esguerra- Barcenas no quedo especificado el meridiano 82 como límite marítimo[6]

Ya para 1980 Nicaragua insiste en declarar nulo el tratado de 1928 pues alega el hecho de que para esa fecha, no existía la Ley del Mar haciendo que sus mares queden en desventaja en comparación a Colombia. En relación a lo anterior desde los años 80 hasta el año 2012 Nicaragua insistirá en el hecho de que su frontera marítima sea ampliada según la Ley del mar y que los cayos de Roncador, Quitasueño y Serrana sean anexados a sus mares.

Durante los años 2000 y 2007 Nicaragua presentara demandas a la Corte Internacional de Justicia para que esta le conceda los territorios reclamados a Colombia. Sin embargo, solo será hasta noviembre del año 2012 cuando el Tribunal de la Haya determinara que los mencionados Cayos pertenecen a Colombia, sin embargo redefinió la posesión del mar entre ambos países, donde Colombia tuvo que entregarle a Nicaragua un 40% de su mar.

Inmediatamente la diplomacia colombiana manifiesta retirarse del Pacto de Bogotá firmado el 30 de abril de 1948 en la Novena Conferencia Panamericana, que comprometía a los países firmantes a resolver sus problemas de forma pacífica, siguiendo los parámetros judiciales de la Corte internacional de justicia. El retirarse del pacto tenía el fin de desacatar el Fallo del tribunal de la Haya y seguir manteniendo su mar. Sin embargo Nicaragua al ver que Colombia no quería acatar el fallo, presenta una nueva demanda al Tribunal y el 17 de marzo de 2016  este dictamina el siguiente fallo:

1.    La Corte Internacional de Justicia se declara competente para conocer y fallar sobre dos demandas de Nicaragua a Colombia.
2.    En  la primera demanda, del 16 de septiembre de 2013, Nicaragua pide una delimitación de su plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas. En la segunda, del 26 de noviembre de 2013, Nicaragua pide que la Corte obligue a Colombia a acatar la sentencia de 2012, alega que Colombia no ha cumplido dicha decisión, ha amenazado con el uso de la fuerza en aguas nicaragüenses y ha vulnerado los derechos de los nicaragüenses sobre las aguas que la CIJ les entregó.


Mapa  que explica el fallo de la haya de noviembre de 2012
Fuente: El Espectador[7].

El gobierno Colombiano presidido por Juan Manuel Santos manifiesta no acatar el fallo y es respaldado por la mayoría del congreso de la República. Sin embargo quedan varias preguntas como ¿Por qué los diplomáticos y abogados no recurrieron a defender acuerdos históricos, donde Nicaragua reconocía que esos territorios históricamente pertenecieron a Colombia? Y ¿Sera que una corte internacional de justicia puede obligar a un país a cambiar sus límites territoriales?

Frente a lo anterior podemos decir que nuestros diplomáticos y abogados no nos defendieron adecuadamente, cedieron ante los ideales expansionistas de Nicaragua y no defendieron nuestra soberanía, debido  al desconocimiento histórico de las relaciones exteriores colombianas, o por que vieron  en estas cosas menos importantes que tal vez para su juicio, si tenían las leyes y normas actuales.

No debían aceptar la  entregar ningún territorio, pues como bien lo vimos, Nicaragua  en tres tratados reconoció  nuestra soberanía del territorio en disputa  y eso es más que suficiente para comprobar que siempre han sido y serán nuestros. Por otro lado es necesario aclarar que la única forma en que se pueden establecer nuevas fronteras, es por medio de un tratado que apruebe el Congreso de la República y no un Tribunal Internacional, tesis que debieron defender nuestros diplomáticos y que tal vez no lo hicieron por que demuestran no conocer ni lo que nuestra constitución política dice.

Es claro también que la Constitución política de 1991  es la norma de normas y en ella están consagradas nuestras fronteras y limites basados en los acuerdos y tratados internacionales, pactados con nuestros países vecinos, en si Colombia, sus diplomáticos y en especial la Cancillería debe defender lo que dice nuestra constitución que emana de la soberanía representada en el pueblo.

Este problema demuestra una vez más que el desconocimiento de nuestro pasado es el causante de los males del presente. Es triste ver como nuestro país es desmembrado por la ignorancia de nuestros diplomáticos, y por la apatía de un pueblo que no ve con asombro este fenómeno. Sin embargo es importante el luchar y el educarnos en la defensa de nuestra soberanía, del territorio, de la Nación Colombiana y tener en cuenta que aun por difícil que se vea la situación, nunca es tarde para luchar, ni imposible el  defender lo que es nuestro. Solo necesitamos un poco de educación en el pasado nacional y en la política  para que con propiedad podamos argumentar nuestra soberanía territorial.

© Jairo Andrés Angarita Navarrete, 2016
Licenciado En Educación Básica Con Énfasis en Ciencias Sociales
Universidad Distrital Francisco José De Caldas. 
 

Bibliografía:

   Documentos:

1.    Real Cedula de 1803
2.    Constitución de 1821 de la República de Colombia
3.    Tratado de la Unión de Liga y Confederación
4.    Tratado Esguerra- Barcenas de 1928.
5.    Pacto de Bogotá del 30 de abril de 1948.
6.    Constitución Política de 1991.

Artículos Científicos:
1.    GÁLVEZ, Valega , Arturo, el uti possidetis juris y la corte internacional de justicia,  Revista de derecho Editorial Universidad del Norte,  2003.
2.    LONDOÑO, Paredes, Julio, Tratados sobre la delimitación marítima de Colombia, desde 1983, editorial planeta, Bogotá,  1998 pág., 231-249.
3.    TIRADO Mejia, Álvaro, Política exterior colombiana, la última década, editorial planeta, Bogotá,  1998 pág.193-230.




[1] Mapa tomado del Atlas Histórico Marítimo de Colombia Siglos XVI –XVIII. En esta Cartografía podemos ver el orden político después de la real cedula de 1803 firmada por el Rey de España
[2] El prefijo “Gran” es acuñado por los historiadores para diferenciarla de la actual Republica de Colombia.
[3] La República de Colombia en el Congreso de Angostura del 17 de diciembre de 1819 a través de la «Ley Fundamental de la República de Colombia» enuncia por primera vez la doctrina del «Uti possidetis juris de 1810» en su artículo 2º, e igualmente lo ratifica en la Constitución de Cúcuta de 1821 en su artículo 6º.
[4] Tomado de la Revista de Derecho Universidad del Norte, consultado a las 3:50 p.m. del 21 de marzo de 2015. http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/derecho/article/viewFile/2950/2029
[5] Tomado del Tratado Esguerra-Bacenas.
[6] Ver periódico el Espectador del 13 de mayo del 2014 titulado “El Mito del Meridiano 82” escrito por Daniel Salgar Antolinez. http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/el-mito-del-meridiano-82-articulo-492178 .

domingo, 23 de agosto de 2015

HISTORIA DE LOS TERRITORIOS PERDIDOS Y SOBERANÍA EN COLOMBIA.






                                                
 FUENTE: INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI Y CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA/GRÁFICO EL ESPECTADOR  
                                                

En 1821 en el congreso de Cúcuta Simón Bolívar pensó que la mejor manera de delimitar los territorios de la naciente República era por medio del  utis possidetis juris[1]  de esa manera los antiguos límites y dominios del Virreinato de la Nueva granada   serían los mismos de la Gran Colombia. Desde ese momento el territorio se convertía en un pilar fundamental del proyecto de Nación y la soberanía residía en el pueblo, por ende los ciudadanos de este nuevo Estado, estaban llamados a defender ante cualquier amenaza su territorio.  Sin embargo ya pasados 194 años de Republica, el territorio que hemos perdido es demasiado amplio  casi un 54% del territorio[2] se ha perdido con nuestros países vecinos.

El primer incidente de pérdida de territorio se remonta a 1811 y se revalida en 1831,  esto fue con Venezuela, este problema fronterizo dura bastante tiempo, debido a que cuando se disuelve la Gran Colombia tanto en la Nueva granada como en Venezuela se dan guerras civiles que impidieron que se diera solución  y por eso aún persisten inconvenientes por estas fronteras. De este conflicto mencionado entre 1891y 1947 Colombia perderá con Venezuela la zona aledaña entre la Guajira,  Maracaibo , parte de lo que hoy es el estado de Apure y parte de lo que hoy es el Amazonas venezolano entre los ríos negro y Orinoco[3]. Al día de hoy se conserva solo una parte del Catatumbo en Norte de Santander y aun no se aclaran definitivamente los límites marítimos en el  Caribe con el vecino país.



Fuente: Cancillería Colombiana 

El segundo problema de fronteras que se presenta es con Ecuador, que también hacia parte de la Gran Colombia, antes de separarse ,  una gran parte de la  elite ecuatoriana, quería anexionarse como Estado al sur de lo que eran los territorios dominados por la Nueva Granada, concretamente a lo que durante el siglo XIX conocimos como el Gran Estado Soberano del Cauca y tendrá simpatía de la elite de esta región,  representada por las familias Obando y Mosquera , esta iniciativa fue una constante política durante casi todo el mencionado siglo ,teniendo  sus manifestaciones en el apoyo durante las guerras civiles. La fijación de las fronteras terrestres se dará de forma definitiva en 1916 con el Tratado Suarez-Muñoz Vernaza[4]

Fuente: Cancillería Colombiana 

Con la república de Perú es donde se presenciaron varias invasiones militares tanto en el siglo XIX como en el siglo XX por el dominio de este territorio fronterizo. El primer conflicto se da en 1828- 1829 conocido en nuestra historia como la guerra Grancolombo-Peruana y al final de esta, se firma un armisticio entre ambos países y el Tratado Mosquera-Piedemonte, que pone fin a este conflicto y establece la frontera entre estas dos repúblicas. Sin embargo estas negociaciones no van a ser respetadas pues en 1853 Perú le entregara a Brasil territorios en disputa con Colombia y este conflicto jamás se aclarara, por negligencias de los funcionarios diplomáticos de la época.  Ya en el siglo XX bajo el gobierno de Enrique Olaya Herrera , el 1 de septiembre de 1932 un grupo de soldados invade Leticia y se desencadena la Guerra Colombo-Peruana, finalmente la guerra la gana Colombia y se respetan los límites del tratado de fronteras conocido como Tratado Lozano-Salomón[5].
Fuente: Cancillería Colombiana 

Con el territorio Brasilero, Colombia perdió una buena cantidad de tierras, Brasil  se apropió de una gran cantidad de territorios inexplorados, aprovechándose de las guerras Colombo- Peruanas y a pesar de que Colombia alega que Perú no puede cederle territorios en disputa a Brasil se pierden los territorios mediante el  Tratado Vásquez Cobo-Martins[6].

Fuente: Cancillería Colombiana 


Pero sin duda la mayor pérdida de territorio no solo por su extensión sino por su ubicación geoespacial ha sido Panamá,  cuando el Gobierno Norteamericano respalda a la elite panameña que se quiere separar de Colombia, por la falta de atención del gobierno central al Estado panameño. Este incidente termina con la separación de este Estado el 3 de noviembre de 1903, lo que conllevo a que los Estados Unidos  construyeran el canal interoceánico y se usufructuaran del comercio por esta importante zona geográfica. Colombia a pesar de la lucha de algunos sectores por defender el territorio, lo terminara perdiendo una vez más por la negligencia en la defensa de la soberanía, esto se verá reflejado en las negociaciones del Tratado Urrutia Thompson que en si buscaba solucionar el conflicto por la pérdida de Panamá entre Colombia y los Estados Unidos.

El Tratado Urrutia Thompson buscaba a su vez indemnizar al país por la pérdida del territorio panameño, por eso en las negociaciones se habló de una retribución económica equivalente a 25 millones de Dólares y el reconocimiento de los  límites fronterizos entre Colombia y Panamá establecidos en la ley Colombiana del 9 de julio de 1855. Este tratado se ratificara por el congreso de la Republica y los límites se implantaran en un nuevo tratado fronterizo conocido como Tratado Victoria-Vélez[7].

Fuente: Cancillería Colombiana 

El último gran incidente y tal vez del que todos más conocemos es el de Nicaragua y su lucha por los territorios de  la Costa de Mosquitos, San Andrés, Providencia y Santa Catalina   que equivalen a una gran parte de mar territorial en el caribe. Esta tensión había tenido solución con el tratado Tratado Esguerra-Bárcenas[8], pero el 19 de noviembre de 2012 la corte internacional de la Haya ratifica la soberanía de Colombia sobre San Andrés, Providencia y Santa Catalina, pero a consecuencia de esto le redujo el 50% de dominio sobre las aguas marítimas en los cuatro puntos cardinales alrededor del territorio en disputa.

Fuente: Cancillería Colombiana 
Frente a todos estos problemas fronterizos y limítrofes, tenemos un panorama desalentador, nuestro país ha perdido más de la mitad de su territorio desde el momento de su nacimiento hasta el día de hoy  y la pregunta sería ¿Por qué se dio este fenómeno? En relación a esto podemos dar las siguientes explicaciones.

La primera es que nuestro país no defiende su territorio de la forma adecuada, pues  las fuerzas militares actualmente no cumplen su función. El ejército nacional desde sus orígenes, fue destinado para defender a nuestro país de cualquier amenaza e invasión extranjera y por ende, debe estar al cuidado y vigilancia de nuestras fronteras. Sin embargo el ejército actualmente opera en el interior del país,  asumiendo una tarea que propiamente le corresponde a la policía nacional, dejando nuestras fronteras desprotegidas y vulnerables ante cualquier enemigo exterior. En los puestos de frontera no encontramos presencia militar sino a unos largos metros al interior del territorio, mientras que nuestros países vecinos si la tienen inmediatamente se cruza su  territorio.

La otra explicación, es que nuestros diplomáticos a cargo de las relaciones exteriores no son personas que defiendan con propiedad los intereses de nuestro país, pues ¿cómo es posible que muy pocas veces se acuerden de utilizar herramientas  y documentos históricos para defender nuestra soberanía? En el incidente con San Andrés debieron recurrir a las constituciones antiguas, a las cedulas Virreinales y al mismo utis possidetis juris, sin embargo nuestros diplomáticos consideran más pertinente adaptarse solo a unas normas y acuerdos establecidos en el siglo XX que recurrir al pasado para defender lo nuestro y ahí está el error en negar nuestra historia.  

La ultima explicación y tal vez la más crítica es que ni las familias ni las escuelas, están fortaleciendo los procesos de formación ciudadana y Nación en Colombia. Los jóvenes de hoy en día son apáticos a la realidad y los problemas del país, no les interesa luchar por su patria y por ende el sentimiento de unidad nacional es ausente. El defender la soberanía no les interesa, pues en la mentalidad del colombiano esta que el país le debe dar algo a él, más no que el como ciudadano colombiano  debe contribuir a su país en la consolidación de un proyecto inconcluso que se llama Nación.

La única alternativa está en que tanto ejército, como diplomáticos, familias y escuela apunten a la defensa de lo nuestro, el país es de todos y por eso debemos comprometernos en el cuidado y protección del territorio. Sin embargo esto solo se lograra, si las familias y la escuela hacen un trabajo conjunto y fuerte por inculcarle a la juventud la importancia de la participación ciudadana en la construcción del proyecto de Nación y esto solo se hace por medio de la educación, que dignificara a las futuras generaciones de colombianos y hará brotar en ellas la semilla de la libertad. 

© Jairo Andrés Angarita Navarrete, 2015
Licenciado En Educación Básica Con Énfasis en Ciencias Sociales 
Universidad Distrital Francisco José De Caldas. 


Bibliografia : 

1. JARAMILLO, Uribe,Jaime, Nueva Historia de colombia Vol I y II , Editorial Planeta,Bogotá, 1989, 359 pag  
2. Constitución política de 1821 http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2212/6.pdf 
3. pagina Web de la Cancillería Colombiana  http://www.cancilleria.gov.co/
4. LEMAITRE, Roman, eduardo, 1903: panamá se separa de Colombia , Editorial Planeta,Bogotá, 1989, pag 113-144.  



[1]  Bolívar al finalizar la campaña libertadora  fue el primero en proponer durante el siglo XIX que los países hispanoamericanos emancipados conservasen las antiguas fronteras de las colonias del imperio español en América. Es decir, que los nuevos estados surgidos tendrían como fronteras las que le corresponderían de las colonias españolas en el año 1810, provisionalmente hasta la existencia de un tratado, alegando el año 1810  como el último de la monarquía española para la posesión legítima de sus dominios americanos. Así, al pasar a la vida independiente, se fijaron para los nuevos países unas fronteras en base a los antiguos territorios coloniales que en 1810 formaban parte integrante de un virreinato, capitanía general o audiencia. Este principio ha sido alegado por diversos países hispanoamericanos.
[3] Estas pérdidas de territorio con Venezuela se ven reflejadas en los tratados El laudo arbitral de Madrid (1891), el Laudo Arbitral de Berna (1916-1922)y el tratado final de fronteras de 1941 . En el último tratado los límites con esta República quedaron de la siguiente manera: El límite tiene una longitud de 2.219 km. y va desde Castilletes en La Guajira, hasta la isla de San José frente a la Piedra del Cocuy, en el río Negro.
[4] Este tratado fue firmado por Marco Fidel Suerez Presidente de Colombia y  Alberto Muñoz Vernaza presidentes del Ecuador de ahí que venga el nombre de este tratado. En este los limites con el ecuador quedaron de la siguiente manera: tiene una longitud de 586 km desde el río Güepí hasta la desembocadura del río Mataje en la bahía Ancón de Sardinas en el Océano Pacífico
[5] Este tratado es firmado el 24 de marzo de 1922 y puso fin las tensiones limítrofes entre Colombia y Perú , fue firmado por Fabio Lozano Torrijos en representación de Colombia y por parte del Perú, Alberto Salomón   y sus limites quedaron reflejados en el araticulo 1 del documento pero se puede sintetizar de la siguiente manera:  una longitud de 1.626 km, desde la quebrada San Antonio hasta la desembocadura del río Güepí en el río Putumayo.
[6] Este tratado es firmado en Bogotá entre Alfredo Vásquez Cobo representante de Colombia y Enéas Martins por el Brasil, este establecerá los límites actuales con el Brasil que se sintetizan de la siguiente manera: La frontera tiene una longitud de 1.645 km, desde la isla de San José hasta la desembocadura de la quebrada San Antonio, en el río Amazonas.
[7] Se firma en Bogotá  el 20 de agosto de 1924 representando a Colombia Jorge Vélez y Nicolas Victoria a Panamá. Los limites en este tratado quedaran estipulados de la Siguiente manera: Cuenta con una longitud de 266 km, desde el punto equidistante entre las puntas Cocalito y Ardita, en el Océano Pacífico, hasta el Cabo Tiburón en el Mar Caribe.
[8] Este tratado se da en 1928 y es firmado por Manuel Esguerra en representación de Colombia y Jose Barcenas Meneses en representación de Nicaragua.