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jueves, 13 de agosto de 2015

LOS COMUNEROS PADRES DE LA INDEPENDENCIA Y PRECURSORES DE LA LIBERTAD

La insurrección de los comuneros - Ignacio Gomez Jaramillo
Fresco de Ignacio Gomez Jaramillo. 1938, Capitolio Nacional

Celebramos un año más  del nacimiento de la República, resultado de una lucha incansable por la libertad. Pasados 196 años de la Batalla de Boyacá, recordamos que nuestro país, es un acumulado de luchas sociales, pues la chispa por consolidar  nuestra Nación y la libertad, la sembraron nuestros héroes, los valientes  Comuneros, que desde el Socorro Santander  hasta Santa Fe, sellaron con su sangre el inicio de nuestra empresa por la independencia.

Los habitantes de la provincia del Socorro  luchan por condiciones dignas y justas de vida, están en desacuerdo con las imposiciones de la corona y bajo este contexto es que la revolución surge. El  levantamiento armado de los oriundos de esta región, desencadenara más adelante en uno de los primeros movimientos sociales más grandes de nuestra historia, esta insurrección inicia cuando por parte de la corona española, es enviado un visitador regente  al virreinato de la Nueva Granada para ser en un primer momento un jefe administrativo del Virrey , sin embargo sus poderes fueron más allá.

El cargo le fue encomendado a Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, este  por tratar de fiscalizar y mejorar la estrategia de recaudos para la corona  ,  implanta una reforma fiscal que aumenta y revive nuevos impuestos como el de la Armada de Barvoleto  o impuesto sobre las ventas[1], afectando a todos los habitantes de la región que indignados por las medidas deciden luchar y transitar hasta Santa Fe para que las medidas sean abolidas  , Aquí surge la llama de la revolución pues  en 1781 estalla la Insurrección Comunera siendo este el primer acontecimiento de trascendencia que enmarca la lucha por la independencia.    

Este movimiento nace en el socorro el 16 de marzo de 1781 cuando Manuela Beltrán llena de indignación por las medidas rompió el edicto referente a las reformas fiscales impuestas por la corona y su visitador regente Gutierrez de Piñeres , y al grito “viva el Rey y muera el mal gobierno. No queremos pagar la armada de Barlovento” surge la gran chispa de la insurrección Comunera.  El movimiento comunero en su trayecto a Santa Fe adhiere muchos adeptos de las distintas provincias a su causa y como líderes de este movimiento fueron elegidos como general Juan Francisco Berbeo  y junto con otros notables del movimiento entre los que destacan Salvador Plata y Francisco Rosillo constituyen la junta llamada el “común” de donde les vino el nombre de comuneros. En el camino  los adeptos a la causa comunera se calcularon en casi 10.000 o 20.000 hombres (ENCINA, 1961, pág. 17). 
  
El movimiento al tener esa gran cantidad de hombres  causo temor a las elites españolas que gobernaban en Santa Fe, por tal razón se creó una comisión negociadora que persuadiera el movimiento y lo extinguiera, este movimiento estaba compuesto por El primer Marques de San Jorge don Jorge Miguel Lozano, El Arzobispo de Santa Fe, Antonio Caballero y Góngora y el alcalde de Santa fe  Eustaquio Galvis.


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Retrato de El Señor Don Jorge Miguel Lozano de Peralta, y Varaes, Maldonado de Mendoza, y Olaya, Ilustrísimo Marqués de San Jorge de Bogotá. Octavo poseedor del mayorasgo de este nombre. Ha servido los empleos de Sargento Mayor Alferes Real y otros varios de República en esta corte de Santafé, su Patria. Óleo sobre tela. Autor: Joaquín Gutiérrez. Fecha: 1775. Museo de Arte Colonial

Esta comisión se encontró con los comuneros a la altura del actual municipio de Zipaquirá a mediados de mayo del mismo año.  A medida que se dieron y avanzaban  las negociaciones, el astuto Arzobispo Caballero y Góngora  se dio cuenta que uno de los patrocinadores de la lucha comunera era el Primer Marques de San Jorge y aprovecha esta situación para chantajearlo , obligando al Marques de convencer a su amigo el general Berbeo de que la mejor forma de acabar la negociación es aceptando las capitulaciones propuestas por la comisión de notables de Santa fe.  Al final Berbeo, acepta las capitulaciones por consejo de su amigo y el 8 de junio se firman y se pactan los acuerdos  en presencia de todos los capitanes comuneros y la comisión tal como no lo narra este relato tomado de la Revista Credencial Historia: 

“El 7 de junio, día lluvioso e inclemente, como todos durante la campaña, el comandante Berbeo y 200 de sus capitanes junto con el cacique Ambrosio Pisco se presentaron en la casa parroquial de Zipaquirá, donde se alojaba el arzobispo. En su mesa pusieron una incendiaria carta anónima llegada de la capital en la que se advertía a los insurrectos que la junta de Santafé había ordenado una revisión minuciosa al texto de las Capitulaciones. A las 11 de la noche, en Santafé, la junta aprobó el documento, aunque dejó constancia al rey de la aceptación había sido arrancada por la fuerza y sería, por tanto, nula.

El día siguiente, 8 de junio, a las 8 de la mañana, llegó el documento a Zipaquirá. En la iglesia con todos los capitanes comuneros y pueblo presente, los comisionados se arrodillaron frente al prelado, pusieron en sus manos el misal y luego juraron “por Dios nuestro Señor, por su Santa Cruz y por sus santos cuatro evangelios, en nombre del Rey nuestro Señor, guardar las capitulaciones propuestas por dicha Real Audiencia y junta”. Así, “el comandante general de las ciudades villas y pueblos que por comunidades componen la mayor parte de este Reino y en, nombre de las demás restantes, por quienes presto voz y caución”, logró imponer sus condiciones”[2].

Pero ¿Qué acuerdos y negociaciones contenían las capitulaciones firmadas? y ¿Qué garantías tendrían para los comuneros? Ninguna, las capitulaciones simplemente fueron una máscara de diplomacia por parte de la elite española que gobernaba el virreinato para disolver y exterminar el movimiento comunero, aunque sin embargo es interesante analizar que contenían las mencionadas capitulaciones:

“¿Qué se estipuló en las Capitulaciones? Rebajas en el precio de la sal y posibilidad de pagarla en especie, respeto a la propiedad de los resguardos indígenas, supresión de “donativos voluntarios” al rey sin consentimiento de los súbditos, abolición del impuesto de armada de Barlovento, reducción del 4 al 2% del antiguo gravamen de la alcabala sobre productos europeos y su exención total para los alimentos, el algodón y la hilaza, reducción del precio del tabaco y de los aguardientes, rebajas en el papel sellado, y amnistía general para todas las multas. Salida rápida de las cárceles, después de comparecer ante juez, mediante pago de pequeñas fianzas, prohibición de que los caminos y puentes pudiesen ser de propiedad privada, tarifas notariales fijas, y control a los derechos eclesiásticos, especialmente en las tarifas de bautizos, matrimonios y entierros.
En adelante, los criollos y el pueblo tendrían mayor conciencia de sus reivindicaciones, que a la postre conducirían al movimiento independista en la siguiente generación”.

Los líderes del movimiento, fueron perseguidos y asesinados cruelmente, el caso más conocido es el del líder comunero José Antonio Galán quien fue asesinado en la plaza mayor de Santa fe, desmembrado y cada una de sus extremidades puestas en la plaza de cada una de las provincias insurrectas, para sembrar el terror y acabar la chispa de la Rebelión. Eso lo podemos observar en la sentencia de muerte al líder comunero firmada el 30 de enero de 1782:

Condenamos a José Antonio Galán a que sea sacado de la cárcel, arrastrado y llevado al lugar del suplicio, donde sea puesto en la horca hasta cuando naturalmente muera; que, bajado, se le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro partes y pasado por la llamas (para lo que se encenderá una hoguera delante del patíbulo); su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano derecha puesta en la plaza del Socorro, la izquierda en la villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar de su nacimiento, y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esa manera se dé olvido a su infame nombre y acabe con tan vil persona, tan detestable memoria, sin que quede otra que la del odio y espanto que inspiran la fealdad y el delito” ( AGUILERA1985).

La sangre derramada  de José Antonio Galán y los comuneros  no quedara olvidada en la historia, pues nuestra primera elite ilustrada, la  recogerá    y la plasmara  en la imprenta, Nuestra “Patriótica”, de la mano de Antonio Nariño  divulgara  masivamente la  predica por la esperanza, la justicia y la Paz.



© Jairo Andres Angarita Navarrete 2015
Licenciado En Educación Básica Con Énfasis en Ciencias Sociales 
Universidad Distrital Francisco Jose De Caldas. 




Bibliografia:
ENCINA, Francisco Antonio (1961). Bolívar y la independencia de la América española: Independencia de Nueva Granada y Venezuela (parte 1). Tomo III. Santiago: Nacimiento, pp. 17

AGUILERA Peña, Mario. "Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial". Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1985




[1] Este impuesto afecto los productos que se daban en la región como el algodón y el tabaco en las provincias de Socorro, y Guanenta actual Santander.
[2] Revista Credencial Historia, edición número 1, enero 1990.   


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